a
A ti maestro
Totti
a
a
Con la satisfacción de inagurar esta nueva sección, y motivado por el presente y emergente futuro dedicado a la docencia, he estimado oportuno brindar mi particular homenaje a todos los hombres y mujeres que dedican su vida a esta profesión, tan gratificante y a la vez compleja.
En los últimos años, la situación se ha tornado un tanto más difícil, ya que desgraciadamente a veces el maestro ha visto cuestionada su labor y no ha recibido el trato ni el apoyo que es vital para lograr su cometido. Sólo un último deseo: demos mayor credibilidad y confianza a nuestros docentes, colaboremos con ellos, seguro que seremos así testigos de una enseñanza más fructífera. Con toda mi admiración, os dedico estas sinceras líneas:
A ti maestro, que un día soñaste con enseñar, que pese a tener que luchar contra tus miedos nunca consiguieron frenarte en tu propósito, te agradezco de corazón que no cesaras en tu empeño. Cierto es que la docencia no es tarea fácil, aunque a muchos les pueda parecer lo contrario; sin embargo, tu esmero y dedicación es tan inmensa que haces sencillo cualquier reto que te propones, por imposible que parezca.
Gracias maestro por no aparcar en ningún momento los libros, por considerarte aprendiz de todo, y seguir día a día tras el paradero del conocimiento oculto aún por hallar; te diré que en la humildad que derrochas reside tu grandeza.
Tus ansias de innovar, de ilusionar, de motivar, tiñen tus clases de pedagogía en estado puro. Qué bueno que nunca te conformas con el resultado, tu ambición perpetua por mejorar jamás tolerará tu estancamiento ni el de los que, atentos, siguen cada paso que das.
No dejaré olvidada otra de tus grandes cualidades, y es que por más que intenten colmarlo, nunca consiguen llenar el vaso de tu paciencia; tu mano izquierda y saber estar hacen de la situación más tensa el escenario más apacible.
Cuando por ti pregunto recibo las entusiasmadas respuestas de tu alumnado, no imaginas el cariño que te profesan; es el evidente signo de que lo sembrado está dando sus frutos, es la recompensa a tu altruista entrega. Siempre les has tratado por igual, les has dedicado cuánto tiempo fuera necesario, les has escuchado y regalado tu confianza, a veces has contenido las lágrimas comprobando lo difíciles que pueden llegar a ser sus vidas, has movido viento y marea para que tuvieran esa oportunidad de la que en ocasiones carecen; el caso es que siempre han sentido tu apoyo y tu implicación hace que te admire más si cabe.
A ti maestro que has atravesado momentos duros, hasta siendo incomprendido y condenado cuando lo has dado todo, mereces mi reconocimiento, porque tu lucha y superación te ha mantenido en la profesión que amas, y créeme que no hay mayor tesoro para un niño que tener un maestro con vocación.
Para terminar, sólo decirte que a pesar de lo mucho que me enseñaste en su día, lo más hermoso es que hoy me quede tanto por aprender de ti.
Totti. Julio de 2009