Delirio y derroche
Totti
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Ya oigo las campanas, doblan en el cielo y suenan hasta en el universo, estoy respirando un nuevo aire pero en el fondo me resulta familiar. En la ciudad, un entramado de luces centellea por las calles como un castillo de fuegos artificiales que parece no tener fin. El frío hiela mis entrañas, miles de coches hacen del asfalto un infierno intransitable, la gente devora con la mirada cualquier agasajo que aguarden los escaparates, parece que la codicia les hubiera hipnotizado, los hilos de la compra compulsiva vuelven a amordazarlos como títeres bien adiestrados. Toneladas de presentes desbordan sus bolsas, ¿tradición?¿primera necesidad? El caso es que el impulso mueve a la multitud como embriagados por el aroma posesivo y la fragancia del aparentar.
En la sombra de todo ese resplandor, que ciega a la inmensa mayoría, existen otras miradas, amargas y abandonadas a la misma suerte, un solitario devenir azotado por la indigencia que , de tan lento discurrir, parece una eternidad.
En aquel barrio, donde las noches son más gélidas si cabe, el viento sigue haciendo temblar los entresijos de los que entre cartones intentan conciliar el sueño. Blanca y majestuosa para algunos, pero bohemia y funesta para otros. Nuestra adicción vuelve a dilatar, un año más, las desorbitadas diferencias entre seres aparentemente iguales pero todavía a años luz en lo que a satisfacción de las necesidades básicas se refiere. Con esta visión capitalista y desmedida sólo conseguimos suministrar más poder a los que pueden vestir sus mejores galas, y segar el talón de Aquiles a aquellos que ni siquiera pueden cubrirlo con andrajosas ropas.
Nuevamente, adornamos árboles de hipocresía, engullimos lo dulce, la nube en que vivimos sabe mejor entre champán y polvorones; desgraciadamente tanto delirio y derroche eclipsa el verdadero significado de estas fechas.
En un mundo desolado por hambre y guerras, continuamos agonizando por la mayor de las pandemias: la indiferencia. Esperemos que la paz y la solidaridad dejen de ser utopía en este planeta donde todo gira en torno al parné.
Un último deseo, hagamos realidad todas esas buenas intenciones que con tanta ilusión transcribimos en tarjetas y demás, no permitamos que sigan siendo palabras que se esfuman, año tras año, como el volátil rocío de la madrugada.
Pero tú no eres muy objetiva¡¡¡¡ De todos modos te lo agradezco...he de decir que tu nick bifronte me es familiar...
Me encantan todos y cada uno de tus artículos, un 10 sobre 10!...eres maravilloso