Un 26 de enero de 1905 Frederick Wells, el superintendente de la mina Premier (en Sudáfrica), encontró un objeto brillante en uno de los pasillos de la mina. Por su tamaño y aspecto vidrioso, al principio pensó que se trataba de un trozo de botella de cristal que alguno de sus mineros había colocado allí para gastarle una broma; pero tan pronto como lo sacó de la pared Continuar leyendo